Blog Archive

martes, 12 de marzo de 2013

Se agota el tiempo.

¿Qué le pasa a mi voz? Se ha quedado muda y mi garganta solo evoca lamentos.
¿Qué les pasa a mis ojos? Se han quedado secos y elaboran algunas lágrimas que recorren mi cara.
No, no ha pasado nada, no hay cambio. Por eso.
Tal vez tenga que asimilar que esto es y será así.
Tal vez no, es lo que tengo que hacer.
Pero como en un momento de frío, excitación o miedo recorre por mí un escalofrío, una fuerza que hace que tenga expectativas, esperanza, confianza.
Idiota.





Gracias por hacerme madurar más rápido.
Lo siento por la persona en la que te estás convirtiendo.

jueves, 7 de marzo de 2013

Ya empezó segundo asalto...


Cual zombie que ha perdido su esencia y divaga por la vida sin un objetivo,  yo.
Ausencia,  yo.
Ahora empiezo a recordarme, empiezo a levantarme y aunque este en ello no puedo ir más rápida, todavía me queda tiempo para llegar a estar en pie.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Hazme reír como tú sabes, correr detrás de ti esos son mis planes.


Quisiera que mi voz fuera tan fuerte que a veces retumbaran las montañas y escuchárais las mentes -social-adormecidas,las palabras de amor de mi garganta. Abrid los brazos, la mente y repartíos,que sólo os enseñaron el odio y la avaricia y yo quiero que todos como hermanos repartamos amores, lágrimas y sonrisas. De pequeño me impusieron las costumbres, me educaron para hombre adinerado, pero ahora prefiero ser un indio que un importante abogado. Hay que dejar el camino social alquitranado porque en él se nos quedan pegadas las pezuñas, hay que volar libre al sol y al viento ,repartiendo el amor que tengas dentro.


Extremoduro-Ama, ama, ama y ensancha el alma.


miércoles, 2 de febrero de 2011

All I want is you




"Querido pequeño:
Esto es una carta de agradecimiento por ese primer beso, por hacer que haya sentido y sienta esto que pocos sienten en esta vida y por demás cosas que ya se quedan hasta cortas, cariño. Me gustó mojarme, sentir ese frío y ver la playa con ese ambiente. Recuerdo todas esas canciones que pusiste, hasta tu mirada recuerdo. Según que parte del pasado es bonito, es más, precioso. ¡Ah! Gracias por cada cena con toneladas de espaguetis, eres tan tontico. Han pasado tantos días y me sé los títulos de cada una de las películas que hemos visto a lo largo de estos años. También sé en las que me quede dormida y nunca me despertaste porque podías observarme sin que yo te renegara. Y aun lo sigues haciendo. ¿Sabes? Arriesgue contigo, iba loquísima. Debo darte unas gracias muy importantes, gracias por hacer de esta amistad algo tan fuerte. Amo cada sitio al que hemos viajado… New york, sus compras, las cataratas del Niágara. París y su café, tirados en el césped mientras con la novedad de nuestra nueva réflex capturábamos nuestra vida que rebosaba en cada gesto, el arco del triunfo, Moulin rouge y pasión. Londres, comida basura, big ben, London eye, paraguas, chubasquero, tower bridge y besos. Australia donde fuimos a la isla Phillips y vimos pingüinos, desayuno volando en aquel globo sobre el valle del Yarra y abrazos. Roma, andar, coliseo, andar, museos vaticanos, pasta, pizza y amar. Después de ser unos grandes turistas llegó husky. Luego independencia, despertar y verte ahí, trabajo, días de los enamorados, tú y yo. Primero Lucas, luego Lucia. Llantos, noches sin dormir, pañales y tus brazos que me arropaban cada noche. Soportar a Lucas en la adolescencia, luego Lucia. Sus primeras parejas, sus desamores. Nuestra vida se había ensanchado con otras dos personas. La vida se ha ido haciendo, rápida, lenta, según el momento. Y ahora que tengo sobre mí el portátil, mi café ardiente y tú dormido, me ha entrado la necesidad de reflejar nuestra vida. Y ahora que miro nuestras fotos, he envejecido, pero me seguirás queriendo, ¿No? Nunca me dejes de querer, cuando no esté lee esto tantas veces hasta que sientas que estoy contigo.




Por todo lo que no llegue a darte. Tu chica."



La guarde en la caja con todos nuestros recuerdos y seguí viviendo la vida hasta donde pudiese, con esta carta mi miedo a la muerte ya no existía. Ya me había podido despedir como quería, haciendo que sonriera por cada milesima de segundo que hemos vivido.

martes, 18 de mayo de 2010

Un tal 17 de mayo...


Mi vista siempre se iba hacia aquel adorable patio encerrado entre verjas verdes. Notaba que aquel sitio me daba más vida. Pero no era el sitio, si no los millones de recuerdos que se formaron a partir de haber estado allí. Oí un ruido y todos mis recuerdos se esfumaron al ver a aquella niña de ojos azules cantando “bicho”. No tendría más de siete años. Iba cogida a la mano de su hermana te pelo castaño y largo. Ella tendría unos 10 aproximadamente. Cada una llevaba un bote de cristal con una mariquita dentro.
-Marie, ¿Cómo se dice mariquitas en inglés?-Dijo la mayor sonriendo a la pequeña.
+Ladybugs, ¿Es así, Patt?
-¡Claro que sí!, toma una sandía.-Y le tendió una de las chucherías preferidas de la pequeña.-A partir de ahora tú serás Lady Marie.
+Y tú Lady Patt.-Dijo saltando.-Somos Ladybugs.
Poco a poco note que las voces se iban a alejando y todo se hacía más borroso…

-¡María!-Empezó a gritar Patri mientras me zarandeaba.- ¡Que te has quedado dormida!
+Uy… ¿Ha acabado la peli?
-Sí, pero yo también me he quedado dormida- Dijo riéndose.
+Me pregunto si alguna vez terminaremos de ver Amelie…
-Yo creo que no…
+Bah, entonces como mis ganas de quererte, nunca se acabaran.
-¡Tonta!-Dijo mientras me abrazaba.
Cuando llegue a mi casa note algo en el bolsillo, lo cogí y era una pulsera. La pulsera que me prometió. En ella estaba escrito algo, “Un tal 17 de mayo…” Sonreí y pensé, “por más años, old sister.”

lunes, 10 de mayo de 2010

Your tears turn into laughter and it takes away our fears...



Lo admito, tengo miedo a la muerte.
Lo confieso, tengo miedo a entender que solo tenemos una vida.
Hoy lo he visto claro, quiero ser un gato.
Hoy lo he visto cristalino, quiero un abrazo de él.
Y ahora que todo está claro empieza la discusión entre la razón y el sentimiento.

-Quiero hablar ya con él.-Dijo impaciente el sentimiento.
+Porque es tu amigo, recuerda.-Afirmó con un tono severo la razón.
-Sí, es mi amigo pero hace que me olvide de los problemas.-Confuso admitió
+También tu otra amiga. Solo es tu amigo.-Le recordó.
-Lo sé,  pero me gusta su sonrisa.
+Y la de aquel famoso, una sonrisa más.
-A veces dudo si es un sonrisa más…
+Pues yo a menudo dudo de si podre vencer al sentimiento.-Anunció la razón abatida.

sábado, 6 de febrero de 2010

I was born to tell you I love you...



Me ajuste la bandana roja. Me coloqué las gafas de sol y me tumbé en la arena. El sol se clavaba poco a poco en mi piel y presentía que se me iba a quedar la marca de la camiseta que llevaba para que no se me viese el bikini. La brisa acariciaba mi piel haciendo que el calor no picará tanto. En mis cascos sonaba Your call. Esa canción hacía que automáticamente girará la cabeza hacía el lado derecho para mirar las olas y verlo a él en la tabla. Estaba inmerso en su mundo, en medio del gran mar. ¿Estaría mirándome también? ¿Estaría sonriendo también al saber que estábamos a unos pasos?  
Se terminó la canción y el salió del agua. Movía la cabeza y sus rizos se movían como muelles. Yo disimulé e hice como si no mirase, pero el sonrió. Vino a mí y cogió un casco y me susurró al oído “I was born to tell you I love you”.
Le di su bandana verde. Dejó que se la guardará yo esta vez. Cogió la tabla y me ayudo a levantarme. Sentí su mano fría por el agua. Cogí la toalla y se la ofrecí, entonces él la tiro y dejo la tabla.
-¿Qué haces?
-Necesito hacer una cosa y no puedo con eso en la mano.
-¿Qué necesitas?-Pregunte mirándole.
-Esto.
Me cogió por la cintura y me acerco a él. Después me abrazo haciendo que cada gota de su cuerpo formaran parte de mi camiseta y esta quedara mojada. Y entonces en mi cabeza apareció “You and me, flesh to flesh”.
Cogió la bandana y se la puso con su estilo característico. La toalla se la echo en el hombro. Lo miré y sonreía. Si él sonreía yo automáticamente también. Cogió y la tabla y espero a que yo empezara a andar.
-Te quiero llevar a un sitio, es especial-Dije mientras me colocaba bien las gafas.
-¿A dónde?
-No lo sé, no lo conozco, pero sé que es especial.
-¿Por qué?
-Cuando lleguemos te lo diré.
Cada paso se quedaba marcado en forma de huella en aquella playa. Ya se veía el sitio. Las olas chocaban contra las rocas. No conocía aquellas rocas, pero quería cumplir la tontería de él.
-Es especial porque voy contigo y porque es tu tontería y formo parte de ella.
Dejo la tabla y la toalla en la arena y me cogió de la mano arrastrándome con él. La sensación de caerme por aquellas rocas disminuyó al sentir su mano agarrando fuertemente la mía. Se sentó  y me señalo un sitio al lado suyo. Me senté y me cogí las rodillas. Estaba anocheciendo y el cielo dibujaba tiras naranjas entrelazadas con azul y nubes blancas. El mar más oscuro y la espuma de las olas blanca como las nubes.
-Es precioso-Dije apoyándome en su hombro.
Nos quedamos un rato sin decir una sola palabra. Mirar aquel paraíso es como si hubiéramos hablado durante horas. De pronto se puso de pie y sonrió.
-¿Qué tramas?
-Nada.-Dijo mientras se ajustaba la bandana verde.
-Conozco esa sonrisa.
-Pues si la conoces acompáñame.
Lo perseguí con sumo cuidado para no caerme. Lo abrace por detrás y el cogió mis manos.
-Quítate las converse, comienza tu paseo.
Me las quite y las tire junto a las demás cosas. Empezamos a andar. La brisa hacia que mi pelo jugara con el aire. Mi piel estaba quemada por el sol. Él lo sabía así que fue al mar y se mojo las manos, poco después se situó detrás de mí y me metió las manos en los hombros. Cada segundo que pasaba, cada paso, cada mirada, hacia que lo quisiera más. Seguíamos andando y él bajo por la espalda haciéndome cosquillas por los laterales. Paseamos un rato y mientras que volvía me di cuenta de algo. Algo muy importante. Lo quería, ¿Por qué lo sabía? Porque mirarlo y sonreír no era normal. Porque querer sentir su tacto en mi piel no era normal. Porque si no lo sentía a mi lado en aquella tarde no hubiera sido una tarde especial.
Aquel día termino. Quemada en la cama del hotel ponía la tele y solo veía bandanas verdes. Aquella tarde fue única.